Abandonar mascotas es, lamentablemente, un problema recurrente que a menudo deja a los animales en situaciones angustiantes. Esta historia trata sobre un perro encontrado solo en una carretera muy transitada, gracias a un transeúnte que alertó a los rescatistas sobre su difícil situación.
Cuando llegaron los rescatistas, descubrieron al perro atado a una barandilla metálica en un gran puente, a una distancia considerable de su hogar original. Era evidente que quien lo abandonó lo había dejado en un entorno desconocido y aterrador.
La correa del perro estaba atada de tal manera que no podía bajar la cabeza, lo que aumentaba su incomodidad. Solo y probablemente traumatizado por la experiencia, el perro necesitaba urgentemente ayuda y consuelo.

Los rescatistas se pusieron manos a la obra de inmediato, brindándole al animal el consuelo que tanto necesitaba antes de intentar liberarlo. Se utilizó una manguera vieja como collar, que se apretaba alrededor del cuello del perro y le causaba un gran malestar.
Después de liberarlo de la barandilla, el equipo hizo todo lo posible por calmarlo con caricias suaves y palabras tranquilizadoras. Esos gestos tan simples pueden significar el mundo para un animal asustado.

Conscientes del poder calmante de la comida, los rescatistas ofrecieron al perro una comida en un pequeño plato, asegurándose de que se sintiera atendido. También le dieron agua, ya que probablemente estaba muy sediento tras haber sido abandonado.
Aunque en muchos lugares existen leyes contra el abandono de animales, estas regulaciones no son universales, lo que significa que este problema persiste en algunas zonas. Aun así, el brindarle atención básica y afecto ayudó a levantarle el ánimo, aunque solo fuera un poco.



