El 22 de septiembre, una situación preocupante llegó a conocimiento de GWARP, un grupo dedicado al rescate de animales, cuando recibieron un informe sobre un perro anciano que sufría gravemente en condiciones de negligencia.
A pesar de su amplia experiencia, el equipo quedó conmocionado por la difícil situación del perro. Se sospechaba que el perro tenía cáncer de huesos y nunca había recibido tratamiento médico.
Durante años, sobrevivió gracias a una cadena muy corta, alimentándose principalmente de restos y desechos, lo que llevó a que le diagnosticaran osteosarcoma, un tipo de cáncer de huesos que suele ser consecuencia de lesiones e infecciones graves.
Este diagnóstico coincidió con los relatos de testigos que indicaron que el perro fue brutalmente golpeado por su dueño ebrio, quien lo mantuvo escondido y atado en su patio, sin poder moverse más allá de unos pocos pies debido a la cadena.

Cuando GWARP intentó rescatar al perro, el dueño inicialmente se negó a dejarles tomar lo que él llamaba “su propiedad”. Ante esta resistencia, el grupo de rescate solicitó ayuda a las autoridades locales.
Un miembro del equipo relató el emotivo momento: “El perro casi lloró cuando salimos a hablar con la policía.
Después de presentarle la documentación necesaria al propietario unas horas más tarde, éste accedió de mala gana, con la condición de que no lo denunciaramos”.
A pesar de los obstáculos legales, el perro, llamado Jordan, necesitaba atención médica urgente. Se requerían pruebas urgentes y una posible amputación, además de muestras para análisis histológico.
Las radiografías de Jordan confirmaron la presencia de osteosarcoma, una afección grave. La buena noticia fue que el cáncer no se había extendido a los pulmones, lo que le daba una pequeña posibilidad de supervivencia.
Sin embargo, el tumor estaba creciendo agresivamente y comenzó a romper la piel debido a su tamaño.

Jordan se sometió a un baño completo, lavando metafóricamente su doloroso pasado y los restos del maltrato.
Sin embargo, su recuperación fue demasiado compleja para manejarla dentro de Azerbaiyán; necesitaba estabilizarse ligeramente antes de viajar a Turquía para recibir tratamiento adicional, programado para pronto.
Una vez en Estambul, Jordan fue sedado para realizarle radiografías completas como preparación para la cirugía. El procedimiento, que implicó la amputación de la extremidad afectada, se completó con éxito, lo que marcó un paso importante en su recuperación.
Sólo tres días después de la cirugía, Jordan se adaptó rápidamente a sus nuevas circunstancias, mostrando un gran apetito y disfrutando de sus comidas, un testimonio de su resiliencia.
La recuperación de Jordan continúa, y le deseamos todo el apoyo y los mejores deseos en esta nueva etapa. El equipo y todos los involucrados le desean una pronta recuperación y un futuro brillante.