Al recibir una llamada de socorro sobre un perro cautivo en una perrera, los defensores del bienestar animal se horrorizaron al presenciar las terribles circunstancias que Vera, una canina abandonada y sufriente, se vio obligada a soportar. Fue desgarrador ver a Vera confinada en una perrera pequeña e insalubre, privada de alimento o hidratación durante un período de tiempo desconocido.
El propietario, un individuo bastante peculiar, parecía percibir a Vera como una mera posesión, mostrando un completo desprecio por sus emociones y su valor intrínseco.
Conocer a Vera fue un encuentro increíblemente conmovedor. Parecía estar en una condición crítica, con su estructura esquelética y su piel suelta apenas manteniéndose unidas. La tristeza y la aprensión que irradiaban sus ojos eran palpables.
El dedicado equipo de asistencia social entendió la necesidad inmediata de salvar la vida de Vera y brindarle el apoyo necesario para un futuro esperanzador.
Gracias a sus amables y pacientes esfuerzos, el equipo logró liberar a Vera de su encarcelamiento y rápidamente organizó que recibiera asistencia veterinaria. Vera se encontraba en un estado crítico, requiriendo diversos tratamientos y cirugías para facilitar su proceso de curación. A pesar de la gravedad de su situación, el carácter tranquilo y afectuoso de Vera permaneció intacto, expresión evidente de su gratitud por la amabilidad que le habían mostrado.
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